Fátima Mernissi, que en varias ocasiones ha manifestado que el problema de la situación de la mujer en el islam es más político que religioso, ofrece una serie de entrevistas que, afirma, pretenden responder a la “captación de la realidad”…
Y lo real es, a decir de todas las entrevistadas, excepto una, perteneciente al harén de una rica familia, de una dureza que sobrecoge. Los problemas a los que estas mujeres han tenido que enfrentarse desde niñas… giran en torno a dos puntos principales, uno relacionado con su sexo y el otro con el mundo exterior, y van desde la lucha por liberarse de un matrimonio impuesto durante la infancia a la necesidad de trabajar, por degradantes que sean las condiciones, para combatir la miseria.
Fátima Mernissi dice: «Es un conjunto de entrevistas elegidas por mí porque me gustan a mí, sencillamente. Es un libro lleno de subjetivismo. Los lazos afectivos que me unen a las mujeres entrevistadas son muy fuertes. Yo le he dado la palabra a las mujeres del silencio, las que se deslizan por la vida sin que nadie las vea o las oiga. Las que, antes y después de la in- dependencia, se proletarizaron casi clandestinamente… Yo he hecho emerger el silencio de las campesinas y obreras, mujeres trabajadoras de las que solo se habla o aparecen en tiempos de elecciones…
»Lo que me enseñaron esas campesinas, obreras, videntes… es que las mujeres populares, las mujeres proletarias de Marruecos, están más avanzadas que las intelectuales y universitarias como yo, en el sentido de que tienen una idea más igualitaria de los sexos. Ellas representan en realidad los pilares de la familia, alimentan al marido y a los hijos, y son más fuertes que los hombres. A esas mujeres nadie les regala nada, si comen algo es gracias a su propio trabajo. Y la idea de que no saben nada porque son analfabetas es errónea: todas tienen sus creencias, su visión de la vida, y saben muy bien en qué consisten las relaciones sociales».