Siglo XV.
Es el fin de una era.
Europa arde por los cuatro costados, inmersa en guerras fratricidas. Una fría sombra extiende
sus alas sobre todo el continente, alimentada por el fanatismo y la barbarie. Hogueras, torturas
y autos de fe siembran el odio entre los que un día vivieron como hermanos. Además, el avance
del Imperio otomano amenaza el corazón mismo de la cristiandad, bloqueando el suministro
de los bienes más preciados. Todos los caminos parecen cortados.
Una civilización entera se tambalea, y solo un milagro podría salvarla. No hay nadie capaz de
encontrar una salida, de darle la vuelta a todo. Porque, a veces, la verdad solo está al alcance de
los elegidos. De los que, sobre hombros de gigantes, consiguen ver más allá del horizonte. De
hacer que lo imposible se convierta en realidad.
Este es el tiempo que le toca vivir a Pedro, un pequeño bastardo nacido en los confines del
viejo Finis Terrae. Un niño que crece en la aldea de Portosanto, olvidado por todos y ajeno al
trascendental destino que le ha sido reservado.
Extender luz sobre las tinieblas.
Cambiar el mundo para siempre.