Siempre ha habido dos ciudades, una legal y otra ilegal, cuyas fronteras cambian de acuerdo con los períodos históricos y las necesidades económicas contingentes. A menudo, los habitantes de estas dos ciudades se tocan, interactúan, entran en conflicto. El tejido social se construye sobre su contaminación. Casi siempre los habitantes de la ciudad oscura no tienen voz en los medios oficiales: son un número, una estadística o un titular de periódico. Los condenados de la metrópoli surge de la necesidad de dejar que los protagonistas hablen del malestar que atraviesan en nuestras metrópolis.Animado por una necesidad radical de sacar la antropología de la torre de marfil de la academia, Andrea Staid escuchó las voces de la ciudad oscura, sin prejuicios. Una investigación que es el resultado de muchos años ?con los migrantes, incorporándose a la antropología de la migración de una manera completamente nueva, contaminada de etnografía e historia oral. El corazón del ensayo está representado por el análisis de un caso específico a menudo en el centro de las noticias, en una calle y, más precisamente, en un gran ed