Los derechos humanos son mitos, creencias más que declaraciones de hechos, no obstante desempeñan funciones políticas, para justificar alguna práctica social, movimiento o institución, y en gran medida para justificar la autoridad. En la su concepción moderna, los derechos humanos están basados en la naturaleza humana -lo cual evita el problema de Dios-, pero nadie sabe qué es realmente la naturaleza humana, y de ahí la ambigüedad de tales derechos. A estas alturas se reconoce, aunque a regañadientes, que no existe ningún consenso internacional sobre el concepto de derechos humanos, y mucho menos sobre su contenido, que ni siquiera resulta ser progresista per sé. Estos derechos son una idea relativamente reciente y occidental, que no encaja en la forma en que muchas culturas conciben las relaciones sociales o resuelven sus conflictos tradicionalmente, y a menudo esto les obliga a recurrir a instancias superiores. Por otra parte, hay algo intrínsecamente capitalista en el discurso de los DDHH, pues pretende una universalidad y homogenización de las sociedades y del modo de aplicar la justicia (acorde al mode